Un Poco De Historia Para Entender El Presente
El Día de la Tierra, celebrado cada 22 de abril, no es solo una fecha en el calendario. Su origen se remonta a 1970, cuando el senador estadounidense Gaylord Nelson, preocupado por el deterioro ambiental, impulsó una manifestación masiva que movilizó a 20 millones de personas en Estados Unidos. Este evento marcó un hito en la conciencia ambiental y dio lugar a la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en EE. UU.
El movimiento ha crecido exponencialmente. En 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó oficialmente el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, reconociendo la interdependencia entre los seres humanos, otras especies vivas y el planeta que todos habitamos.
Hoy, más de mil millones de personas en 190 países participan en actividades relacionadas con esta conmemoración, buscando generar conciencia y promover acciones concretas para proteger nuestro hogar común.

¿Por Qué Es Importante Este Día?
El Día de la Tierra es un recordatorio urgente de los desafíos ambientales que enfrentamos.El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y del agua, y la deforestación son problemas que afectan directamente nuestra calidad de vida y la de futuras generaciones.
El Secretario General de la ONU, ha señalado que “la humanidad se comporta como el hijo delincuente de la Madre Tierra”, destacando la necesidad de restablecer la armonía con la naturaleza y adoptar modalidades de producción y consumo sostenibles.
Además, la ONU ha lanzado iniciativas como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), que busca prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo.
¿Qué Podemos Hacer Desde Nuestra Trinchera?
Aunque los desafíos son globales, las acciones individuales cuentan. Pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden tener un impacto significativo.
Reducir el uso de plásticos de un solo uso, optar por medios de transporte sostenibles, consumir productos locales y de temporada, y reducir el desperdicio de alimentos son algunas de las acciones que podemos implementar.
Además, es fundamental informarse y educar a los más pequeños sobre la importancia de cuidar nuestro planeta.
Participar en actividades comunitarias, apoyar iniciativas ambientales y exigir a nuestros líderes políticas sostenibles son formas de contribuir al cambio.
Recordemos que no existe un planeta B. Cada acción cuenta y, juntos, podemos construir un futuro más sostenible para todos.